DNV publica un informe sobre el rumbo que tomará la sostenibilidad marítima

La concienciación acerca de la importancia del cuidado y protección del medio ambiente está asentándose cada vez más en el conjunto de la población. Por esto sectores como el del transporte deciden ajustarse al conjunto de requerimientos legales y adaptaciones sostenibles implementadas, en parte también por las necesidades y demandas que la ciudadanía requiere, ya que al estar sensibilizada con estos temas, tiende a consumir productos respetuosos con el medio ambiente.

Asimismo, esta situación ha dado lugar a un aumento de investigaciones, informes y otros documentos relacionadas con la sostenibilidad y el futuro, como es el caso del informe “Maritime Forecast to 2050” (Pronóstico Marítimo hasta 2050) llevado a cabo por DNV, una entidad de certificación de líderes a nivel mundial. 

En concreto, este documento corresponde a la sexta edición de informes anuales de la organización, y pone énfasis en la necesidad de que todos los sectores trabajen juntos y se ayuden mutuamente para poder conseguir las metas puestas para 205.

DNV estima que una infraestructura integral de producción, distribución y suministro de combustible es de gran importancia para la transición de la industria marítima a combustibles neutros en carbono. Estas cadenas de suministro terrestres requerirán inversiones de entre 30.000 y 90.000 millones de dólares anuales para 2050.

Además, el informe proporciona una visión renovada de las regulaciones, los impulsores, las tecnologías del futuro y los costos de descarbonizar el transporte marítimo. 

Igualmente en el documento se proponen dos alternativas de descarbonización:  la totalidad de descarbonización para 2050 y la ambición actual de la Organización Marítima Internacional de 2050. Ambas opciones consideran diferentes escenarios futuros de uso de combustibles fósiles y una combinación energética neutra en carbono, y se espera que el primero se elimine gradualmente para 2050.

Según el director ejecutivo de DNV Maritime, Knut Orbeck-Nielsen, para 2030 como muy tarde, el 5% de la energía en el transporte marítimo provendrá de combustibles neutros en carbono, lo que requerirá importantes inversiones tanto en tecnología a bordo como en infraestructura terrestre. Esta transición ya ha comenzado: el 5,5% de los buques en operación y el 33% de la cartera de pedidos (en términos de GT) pueden funcionar con combustibles alternativos, principalmente GNL.

La incertidumbre sobre el precio y la disponibilidad de combustibles neutros en carbono no permite aún determinar a corto plazo qué opción prevalecerá sobre las demás de una larga lista que incluye el amoníaco; metanol; diésel o metano producido a partir de biomasa sostenible; electricidad renovable o combustibles fósiles con captura y almacenamiento de carbono.

DNV estableció las condiciones bajo las cuales se podría desarrollar cada opción y creó un ‘modelo de hoja de ruta de gases de efecto invernadero’ para estimar los costos de inversión asociados con la introducción de nuevas cadenas de suministro y tecnologías de combustible, así como medidas de ahorro de energía en la flota mundial.